Este articulo fue escrito por mi amigo Raúl Héctor Torres Guadarrama. Es Chef de profesión, trabaja con ministerios juveniles desde hace 7 años. Estudió la pastoral juvenil en el Instituto de Especialidades Juveniles Argentina. Hoy en día capacita líderes de jóvenes con la organización Estamos Contigo.
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Regularmente me gusta ver películas que me inspiren, así que me encontré con una decisión acertada cuando llamó mi atención un título un tanto peculiar: “La pesca del salmón en Yemen”, y en ésta me encontré con varias frases y acciones que me pusieron a reflexionar.
Muchas veces buscamos números y resultados que arrojen alguna estadística para una nueva investigación, algún dato del cual surja una revolución dentro de nuestro Ministerio Juvenil o nuestra comunidad; un “algo” que nos permita estar seguros de nuestras propias decisiones. Se ha vuelto “normal” encontrar en el grupo de jóvenes, casos en los cuales alguien esté viviendo una situación crítica, y es entonces, cuando el verdadero reto se presenta. ¿Abandonas el caso? o ¿Te desespera no ver resultados inmediatos? Ninguna de éstas justifica abandonar o dejar de lado la importancia de no darse por vencido.
La Persistencia
Persistir es un acto de fe. No siempre verás el final, tal vez no logres visualizar el fruto de tu esfuerzo; pero no dejar de CREER que sucederá un cambio en la vida de esa persona, es FE.
Entonces, ¿Cómo puedes ayudar?. Hoy más que nunca, el Líder de Jóvenes debe ser un MENTOR. Trascender e ir más allá de cuatro paredes, desde salir a tomar un café para una charla informal hasta el hecho de entender que puedes ser un guía para la formación en la vida de esa persona.
El objetivo debe ser, bajo cualquier circunstancia, conectar al joven con el Padre (Dios), ser ese amigo que les lleva a vivir una relación real con Jesús; así como Él fue mentor con sus discípulos.
Enseñar a los jóvenes a depender de Dios por medio del mentoreo, los convierte a su vez, en mentores de otros. Lo cual, implica una gran responsabilidad; se podría pensar que cualquier puede ser Mentor, y es cierto; pero a lo que quiero instar con estas palabras es que no olvidemos el poder que tenemos para ser de influencia en otros. Líder, siempre esfuérzate por llevar al joven por una senda de valores, de confianza y amor.
¿Que Hacemos?
Seamos un nuevo impulso para la sociedad, en el cual ésta generación no busque elementos aislados para conformarse y estar seguro, sino que estén convencidos que dentro del grupo de jóvenes podrá encontrar el amor en acción que cambia vidas.
Sigamos los pasos de Jesús, sé mentor de cada joven. Acepta el reto y transforma tu Ministerio Juvenil.
Si quieres saber más del tema te invito a leer el libro “Líderes Modelos” de Grabriel Salcedo.