Hace unos días leí un artículo de un pastor de jóvenes en Estados Unidos acerca de “Como no perder tu trabajo en el ministerio juvenil.” Se que sus intenciones eran buenas, pero este título del artículo me hizo pensar en los motivos por los cuales estamos en el ministerio, y creo que vale la pena tomar unos minutos para reflexionar acerca de ¿Por qué hacemos lo que hacemos?”
Hay muchos motivos incorrectos para estar involucrado en el ministerio. Algunos de estos son:
- Mantener un trabajo (aunque no es muy común que los ministros de jóvenes en América Latina reciben un salario).
- Orgullo de tener un puesto en la iglesia
- El poder que viene de ser “el líder.”
- La presión de “hacer algo” en la iglesia.
- Muchos mas…
Es fácil caer en la trampa de buscar un motivo equivocado para nuestros ministerios. A lo mejor hayas olvidado porque haces lo que haces. O uno de estos motivos incorrectos esta en tu vida y ministerio ahora. Esta bien si has caído en la trampa, siempre y cuando puedas salir de ella y encontrar el motivo correcto.
Hay por lo menos dos motivos correctos que nos deben motivar a ministrar a la juventud.
- Amor por Dios.
- Amor por los jóvenes.
El amor por Dios y el amor por los jóvenes debe ser lo que nos mueve en el ministerio juvenil (comparte en twitter).
Son las motivaciones que nos hacen pasar horas y horas preparando un estudio Bíblico. Son las cosas que nos motivan a dormir 2 horas al día en el campamento de verano. Son los motivos por los cuales contestamos la llamada a las 3 de la mañana para ir y estar con uno de nuestros chicos que esta teniendo un problema y necesita ser escuchado.
Estos son los motivos correctos. Amamos a Dios y amamos a los jóvenes, y por eso estamos en el ministerio juvenil.
¿Que es lo que te mueve a ministrar a los jóvenes?