[Este articulo fue escrito por Fausto Liriano.]

Uno no se convierte en subversivo y contracultura con simplemente estar aparte. Cuando subviertes has decidido trabajar para invertir el orden de las cosas. No puedes invertir el orden de ese algo (o desorganizarlo) sin ponerle la mano, tu mano debe estar dentro. Nadie nada en contra de la corriente fuera del río, si estás fuera, estás fuera y no nadas. Si no nadas entonces no estás ni “pro-corriente” ni “contra-corriente”, porque no participas de ninguna forma en las corrientes acuáticas del río, no hay acción, estás estático.

Entonces:

  • Para subvertir y ser contra-cultura necesitamos estar dentro, caminar en la cultura, codearnos con la oscuridad. (pero oposición, en dirección contraria).
  • Si estamos en la cultura, pero de alguna forma mimetizando, imitando las propuestas de la cultura entonces somos “subversivos” y contracultura pero del REINO, algo así como ‘contra-Reino” si me permiten inventar una palabra.

Esto es contrario a la práctica ministerial de muchos. Al ir observando de cerca qué significa el Reino, cuánto cuesta involucrarse, y qué exige de nosotros el seguir a Cristo como discípulos, empezamos a aguar el mensaje. Cuando vemos que el mensaje del Reino no es tan atractivo y que las estructuras de liderazgo que contienen son poco atractivas (dentro del “mundo” inútiles) para que más y más personas se unan a “nuestra causa” (que muchas veces es nuestra y no de Dios), entonces empezamos a incluir (antes poco a poco, ahora descaradamente) las estructuras que nos permitan ganar más adeptos. Buscamos excusas para de alguna forma decir que eso no era realmente lo que Cristo quería decir y otro tipo de disparates.

Ser o no ser… O una cosa o la otra, o somos subversivos o no somos.

Empezamos a ofrecer un “cristianismo sin Cristo”, donde las frases más populares son:

  • De la Gente: “Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros…” (Exodo 32:1) y nos enfrentan al “dilema de Aaron.”: Afectándolos a ellos y dándoles un ídolo que generalmente es: NOSOTROS…
  • De los Que Ministran-Sirven (ESE IDOLO GRITA): “Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos.” (Génesis 11:4). Lo que yo llamo “el dilema de Babel”.

El trabajo de nosotros como gente que sirve a la gente, no es mantenerlos entretenidos hasta que Cristo venga, es que sus vidas sean vidas de Reino, coherentes con el mensaje del Reino mientras van a los mismos trabajos, las mismas escuelas y universidades, los mismos cines, vivimos en las mismas ciudades, en los mismos barrios, que todo el mundo. Dios no nos aparta, sino que nos deja para que seamos, asi que la cuestión es “ser o no ser”. ¿cómo uno se puede mantener “sobrio” en medio de todo esto? Esa es la pregunta que ayudamos a responder, pero primero debemos responderla nosotros mismos.

Entonces el primero que se tiene que mantener “sobrio” es el que ministra, necesitamos convencernos continuamente. Debemos envolvernos en un proceso de desintoxicación, donde yo empiece a setear todo a mi alrededor y en mi en orden de poder vivir aquí donde pueda ser subversivo, donde no pierda la esencia. ¿Como lo hago? HAY MUCHOS PASOS QUE HAY QUE DAR, pero yo propongo un “voto de anonimato”

¿Por qué? Porque es la tentación del que ministra el constantemente tener que “mostrar” que este ministerio es de Dios. Mostrar sus credenciales (“CON QUE AUTORIDAD HACES ESTO.” LUCAS 20:2). Entonces el que ministra necesita mantenerse sobrio escondido en Dios y no detrás de su nombre. Hacer un voto por ser anónimos, por no ser reconocidos más que por Dios (¡jejejeje! esto es un asunto peligroso).

Ya lo dije antes: Caer en la categoría de Alejandro Sanz, Michael Jackson, Metallica y Shakira, la categoría de los “famosos”, es lo peor que le puede pasar a un profeta. Así que, twiteamos sus frases, las ponemos en facebook, en un blog, cuando predican en nuestras iglesias llegamos a cada emocionados y mojamos el asopao con nuestras lágrimas, pero nunca nos comprometemos con sus ideas. Porque su único mérito, lo único que ahora reciben como recompensa es ser: “FAMOSOS”. Ahora pueden decir lo que sea, nadie los critica y si se les critica: se les defiende (pa´eso la gente de Relaciones Públicas y Publicidad), tampoco se les hace caso. Que vida triste, ¿no? Profetas de nadie. Aún así, la gracia de Dios ayuda a que su voz llegue a unos cuantos, unos cuantos que escuchan, a unos cuantos que les arde el pecho; y un día alguien tendrá el valor.

Necesitamos imitar ese deseo de Cristo por escondernos continuamente en Dios, por evitar que la cosa se salga de control (“no le cuenten a nadie…” Mateo 17:9). Y evitar a toda costa que la atención caiga sobre nosotros.

El anonimato requiere:

  • Estabilidad: porque esto no es fácil, y porque no es fácil somos seducidos constantemente a movernos de lugar, a otra comunidad donde nos sintamos mejor, un lugar “donde sean reconocidos nuestros méritos”, donde “se aprecie lo que estamos haciendo” (¿les son familiares esas palabras?). Donde ya no sufra tanto. ¿Dije sufrimiento? ¡Oh! ¿y qué pasó en Romanos 12:12 o Filipenses 3:10 o 2 Corintios 1:5?

    Cuando uno se compromete dentro de su anonimato a ser estable, a quedarnos AQUI, donde la tierra parece no dar fruto o si (aclarar que si hay que irse hay que irse), entonces se empiezan a apagar los “delirios de grandeza” y nuestra confianza en Dios crece (“Cristo nos consuela en nuestros sufrimientos.”), y junto con nuestra confianza en Dios crecen otras cosas.

  • Creatividad: La creatividad es una de las características evidentes de Dios, y su gente debe ser creativa. ¡Y no me refiero a meter buen arte o cosas locas en nuestros servicios! Me refiero a ser creativos en la forma que vivimos. ¿Sabías que la palabra “crear” se usa más en la Biblia para hablar de Salvación que para dar el ejemplo de que Dios creo todas las cosas?

Somos gente que intenta vivir el Reino de Dios en medio del reino de las tinieblas (de la oscuridad). Diganme si no hay que ser creativos para hacer esos malabares. Lo irónico es que si hay algo de lo que los cristianos somos culpables es de vivir vidas oscuras, poco creativas y aburridas. Estamos paralizados, con un regalo importante, la gracia de Dios y vivimos: igual… ¿hay alguna creatividad en eso?

Ser seguidor de Cristo significa todo lo contrario a estar paralizados: es adaptarse a las peores condiciones posibles (quizás ninguno de nosotros, quizás, pase hambre o viva en la calle, asi que supongo que las peores condiciones significa enfrentar al pecado, ser desplazado socialmente) y mantener la esencia como hijo de Dios. Es habitar en las tinieblas sin ser contaminado por ella y ser LUZ….

No es salir es entrar en confianza y decir: “¿COMO VOY A VIVIR AQUI?”


Fausto Liriano es pastor de El Círculo (www.circulojuvenil.com) una iglesia donde la mayoría son jóvenes entre 15-30 años. Es Licenciado en Publicidad, un surfer frustrado, y vive en Santo Domingo felizmente casado con Noelia y disfrutando de ser padre de Benjamín. Su blog: www.veldugo01.com