Era casi media noche y me encontraba en mi cuarto casi desplomando por la gran carga que sentía por un evento que estaba pronto por realizar. Una vez mas le había creído a Dios por un sueño. Pero me sentía muy agotado y afectado; puesto que me habían criticado y difamado muy duramente.

Era una de esas noches que uno siente que no tendrán fin. Y la verdad, no sabia como orar. Pues la carga era bastante grande y tenia una serie de sentimientos encontrados que no sabia como manejar en ese momento.

Recuerdo, que quietamente oí el crujir de mi puerta al abrirse. De pronto escuche una voz muy familiar que me decía: “vamos a orar por ti”.

Dos personas entraron a mi habitación y colocando sus manos sobre mi comenzaron a orar al Señor. Pidiéndole una serie de cosas las cuales no puedo recordar.

Sin embargo, lo que ellos hicieron esa noche provoco no solo que pudiera dormir tranquilo; sino también, que al día siguiente me pudiera levantar reanimado y listo para la batalla una vez mas.

Como te habrás dado cuenta en los últimos artículos de ministerjuvenil.com hemos estado hablando sobre el mentoreo y la importancia del mismo.

Hace unos días a tras Dennis nos compartía a través de su experiencia personal; como su pastor de jóvenes llego en el momento justo para bendecir su vida. (Mentores – Parte 1)

Por mi parte puedo decir que durante mi vida cristiana he tenido muchos amigos y maestros. Sin embargo, mis mentores me acompañan desde hace años.

Ellos son un matrimonio especial que conocen tanto mis áreas fuertes, como las debiles. Ellos saben lo que me animo, como lo que me molesta… Es mas, constantemente escuchan mi visión de ministerio y la apoyan aun y cuando no la comprendan completamente.

Esas dos especiales y preciosas personas son mis padres. Y debo decir que ellos me han escuchado y aconsejado tantas veces que hoy por hoy las buenas decisiones que he tomado han sido gracias a ellos.

De mis padres (mis mentores) he aprendido a través de su ejemplo las siguientes lecciones.

La oración mueve montañas.

Lo he visto una y otra vez en sus vidas. Como en tiempos buenos y aun en los momentos mas difíciles ellos doblan sus rodillas para clamar al Señor por dirección y protección.

Hay que dejar que Dios nos de nuestro lugar y no vivir peleando por un puesto.

Esto en lo personal me a ayudado enormemente durante el tiempo que he trabajado el ministerio juvenil. Pues ha sido una brújula señalando a la isla de la humildad. Esa brújula me ha ayudado a mantenerme enfocado, con las motivaciones correctas y humilde.

La vida y el liderazgo debe ser igual siempre.

Me han enseñado que debo ser genuino. Siendo la misma persona en mi casa, en el trabajo, en la calle, en la iglesia. Y ese ser genuino es que tengo que vivir una vida en obediencia a la Palabra de Dios.

Por supuesto, creo que hay mas lecciones que he aprendido de ellos. Sin embargo, me gustaría invitarte a que nos comentes ¿que es lo que has aprendido de tus padres y mentores?

Me despido con un pasaje que engloba todo lo que te he compartido.

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. (Proverbios 1:8-9)

Que Dios te super bendiga.


Esta entrada fue escrita por Miguel. Lo puedes encontrar en twitter, facebook, myspace, y en su blog Vida Extrema.