A pocos días de celebrar el 5 aniversario del Centro del Ministerio Juvenil, me he dado cuenta de lo breve que es el tiempo, pero de lo grande que Dios ha hecho con mi vida en la capacitación juvenil. El tiempo es breve porque voy en mi tercer año estudiando el ministerio.
Experiencias únicas e inigualables que he vivido. Algunas materias difíciles, pero gratificantes. Materias que las he adueñado para mi propio ministerio de jóvenes, como los principios del ministerio juvenil, el joven y su cultura, misiones contemporáneas, entre otras, que son aplicables al cien por cierto. Y qué decir de los maestros, que enseñan de una manera profesional lo que han experimentado. Son personas que han estado en el campo de batalla, que han decidido servir a Dios y a los jóvenes.
Lo que más recuerdo en estos dos años de sus enseñanzas, es que nuestra responsabilidad primera es estar unidos a Dios, un ministerio de éxito depende de nuestra relación espiritual con Dios. Y es allí donde Dios ha trabajado con mi vida, mi capacitación es primero espiritual, y al mismo tiempo educacional. Todo líder juvenil necesita de esta capacitación. En lo espiritual porque debemos de tener vida para ser de influencia a los jóvenes que nos observan. En lo educacional porque debemos saber lo que estamos haciendo, ya que el ministerio juvenil no es entretener a los jóvenes, sino entrenarlos. La educación formal (de manera profesional) que estoy llevando me da herramientas necesarias para trabajar en mi iglesia local, pero no se queda limitada, sino se expande a nivel mundial, porque hay jóvenes en el mundo que necesitan de Cristo y los líderes juveniles somos parte de esta historia, que podemos hacer grandes cosas para Dios y su reino.
Aún sigo cursando la carrera, pero a estas alturas me detengo y agradezco a Dios por estos cinco años que cumplirá el Centro del Ministerio Juvenil. Los años que he estado cursando han sido provechosos.
La honra y la gloria sean para Dios quién nos elige para trabajar con los jóvenes.
Larga vida al Centro del Ministerio Juvenil.
Este articulo fue escrito por Juan Roman, un estudiante de la licenciatura en ministerio juvenil y gran amigo del Centro de Ministerio Juvenil.