Pienso que cada uno de nosotros quisiéramos tener un ministerio como el ministerio de Pablo. Tuvo un impacto mundial. Predicó a líderes del gobierno. Plantó muchas iglesias. Cambió la vida de muchas personas en muchas ciudades.

Hoy vamos a entrevistar a Pablo, haciéndole cuatro preguntas acerca de su ministerio.

  • ¿Qué es el mensaje que tienes para tu audiencia cuando predicas? De ésta llegué a ser servidor según el plan que Dios me encomendó para ustedes: el dar cumplimiento a la palabra de Dios, anunciando el misterio que se ha mantenido oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a sus santos. A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria. A este Cristo proclamamos.
  • ¿Cómo proclamas este mensaje? Aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos.
  • ¿Cual es el propósito de tu ministerio? Cual es el fin de todo tu esfuerzo? Para presentarlos a todos perfectos en él. Con este fin trabajo y lucho.
  • ¿Cómo puedes trabajar tanto? De dónde consigues la energía y poder para ministrar tanto? Estoy fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí.

Si queremos tener un ministerio como Pablo, deberíamos seguir su ejemplo. Su ministerio fue un ministerio de proclamar a Cristo, con toda sabiduría a todos los seres humanos. Su ministerio tenia el fin de presentarlos a todos perfectos en Cristo. Trabajaba duro, luchando en el esfuerzo del poder de Cristo que habitaba en el (y habita hoy en nosotros).

Usualmente nosotros proclamamos un sin fin de cosas que no son tan importantes. Muchas veces no buscamos la sabiduría para proclamar este mensaje (aunque Dios promete darnos sabiduría si se la pedimos – vease Santiago 1:5). No tenemos un propósito para nuestro ministerio o tenemos el propósito equivocado (presentarlos a todos perfectos en El). Intentamos muchas veces trabajar en nuestros propios esfuerzos y nos quedamos agotados en el ministerio sin ver muchos frutos.

Te animo a que ministres como Pablo. Es un modelo extraordinario del ministerio y de liderazgo. Evaluate a ti mismo y a tu ministerio para ver que es lo que necesitas cambiar para tener un ministerio extraordinario.

Para mas información, ve la carta a los Colosenses 1:24-29.