No es fácil la tarea de enseñar a jóvenes y adolescentes. Subes para dar la platica y ves las caras de quienes que, aunque quieren estar allí y quieren aprender de la Palabra de Dios, parecen ser aburridos con todo. Es una posición que muchos no buscan. Por eso es tan difícil encontrar a maestros para los adolescentes y jóvenes de nuestras iglesias.

Hoy quiero darles tres consejos que te van a ayudar cuando tengas la oportunidad de enseñar a los jóvenes. Estos consejos tienen mas que ver con tu actitud que con los estudios Bíblicos que enseñas o las técnicas practicas de la enseñanza. Luego voy a escribir otros consejos “prácticos”, pero por ahora empezamos con estos que encuentro en 1 Corintios 2:1-5.

  1. Aceptarte a ti mismo – No trates de ser otra persona. Pablo dice en versículo 1, “Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría.” No trataba de ser como los demas. Sabia que tenia un buen mensaje, pero no tenia que presentárselo como alguien mas. Muchos lideres tratan de predicar como alguien mas. Ven a buenos predicadores como Lucas Leys, Jeffrey DeLeon, o Dante Gebel, y tratan de copiar su estilo. Pienso que podemos aprender muchas cosas de estos hombres, pero no debemos cambiar quienes somos para predicar. Acepta a ti mismo. Dios te creo asi, y te va a usar.
  2. Predicar de Jesús“Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado” (versículo 2). La vida y ministerio de Jesús son nuestros ejemplos para la vida. Los principios que sacamos cuando investigamos su vida nos dan los mejores temas para la vida cristiana. Predica acerca de Jesús. Es lo que quiere de nosotros.
  3. Depender del Espíritu Santo“No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.” Nuestro mensaje viene del Espíritu Santo y nuestra vida y ministerio deberían depender de El. Si te sientes incapaz, que bien. Si piensas que no puedes, ya tienes la actitud correcta. El ministerio que Dios te ha dado es demasiado grande para que lo hagas con tus propias esfuerzas. Depende de El. Te ayudara.

Si empezamos con un buen fundamento, aceptándonos a nosotros mismos, predicando el mensaje de Jesús, y dependiendo del Espíritu Santo, nuestras enseñanzas van a producir lo que Dios quiere de nosotros.