Muchos ministerios juveniles pasan el tiempo buscando tener una serie de pequeños momentos bonitos o experiencias hermosas para sus jóvenes. En sus actividades hacen mucho para proveer una experiencia que los jóvenes recordaran con cariño y que les hará sentirse bien. Muchos buscan pasar estos momentos bonitos y oran por eso. Y la peor parte es que usan esto como la manera de evaluar la efectividad de sus ministerios.

Pero yo quiero que mi ministerio juvenil sea parte de un movimiento de Dios y no solamente que sea una “experiencia bonita”. Creo que Dios nos manda a ser parte de una cosa mucho mas grande que un momento hermoso. Cuando oro por mi ministerio, mi oración es que sea algo que impacta a los jóvenes y al mundo. No oro para que sea solamente una serie de momentos sueltos que pasamos disfrutándolos y sintiéndonos bien. Creo que Dios quiere cambiar al mundo, y quiero que mi ministerio sea parte de su misión en el mundo.

No me mal-interpretes, los momentos bonitos son parte del movimiento de Dios en nuestras vidas. Pero si nuestros ministerios se tratan de solamente crear experiencias hermosas, estamos perdiendo una gran parte de lo que Dios tiene para nosotros y para nuestros jóvenes.

En 50 años no voy a recordar muchos momentitos bonitos, pero espero recordar el ministerio juvenil del cual soy parte ahora como algo que Dios usó para cambiar mi comunidad y la vida de los jóvenes.

¿Que piensas? ¿Que quieres de tu ministerio?