Estaba pensando en el video que publicamos el lunes en el canal de Youtube, y me di cuenta de algo…tengo a un pre-adolescente en casa. Reconocer esta verdad me hace reflexionar en algunas cosas que quisiera compartir contigo aca.

  1. No es fácil reconocerlo – mi relación con mi hijo esta cambiando. El está creciendo, y esto significa que tengo que cambiar mi estilo de guiarlo como papá. Ya no es un niño. No es un joven. Y todavía no es adolescente. Pero algo le esta pasando, y mi trabajo como papá se esta cambiando, también.

  2. No estoy equipado para esto – a pesar de todos mis estudios y experiencia como pastor de jóvenes, nadie me ha enseñado a ser padre de un pre-adolescente. Puedo leer libros, escuchar consejos, y buscar respuestas en la Biblia, pero nada me va a preparar el 100% para esto.

  3. Tengo que confiar en Dios – es obvio, pero no puedo confiar en mi sabiduría o personalidad para poder lidiar con lo que viene a mi vida. Estoy seguro que Dios, en los proximos años me va a sorprender con lo que hace en la vida de mi hijo (y la mía).

  4. Los líderes de jóvenes son importantes – yo creo que soy el fan #1 de los líderes de jóvenes, y quiero que tengan éxito, por que estoy seguro que hay padres en sus congregaciones que sienten lo que yo estoy sintiendo ahora. Sigue adelante en el ministerio juvenil. Te necesitamos.

No te olvides que los pre-adolescentes son importantes para la iglesia. Presta atención a sus vidas y sus luchas, y busca cualquier razón para animar a sus padres. Lo necesitan necesitamos.