El ministerio juvenil es una de las más grandes batallas espirituales de nuestro día. La guerra espiritual que está ocurriendo para las almas de los niños, adolescentes, y jóvenes es evidente en muchas actividades que vemos en la sociedad. Los problemas en los sistemas educativas, la desintegración de la familia, y la destrucción de valores en la cultura en la que vivimos señalan que las grandes fuerzas espirituales tienen mucho interés en controlar a los jóvenes y adolescentes.

En medio de esta batalla se encuentra el líder de jóvenes, buscando maneras de hacerles llegar a los jóvenes la verdad que puede darles esperanza y salvarlos de una eternidad sin Cristo. El líder de jóvenes pone a riesgo su propia vida, sacrificando su tiempo, dinero, reputación, y muchas otras cosas para darles a los jóvenes la clave de una vida en abundancia.

El líder juvenil lucha en contra de muchos ataques del enemigo, sabiendo que él no se parará hasta que haya destruido las vidas de la mayor número de jóvenes que pueda. Aunque el líder no encuentra mucho apoyo, sabe que no puede detenerse porque Dios le ha llamado a seguir adelante y ponerse en medio de la batalla para ayudar a la juventud. Su confianza esta puesta en el autor de la vida y el que perfecciona la fe.

Entonces, se prepara para la batalla. Sabe que sólo por medio de la oración puede mantenerse alerta en todo momento, firme en la verdad, con una coraza de justicia y un impenetrable escudo de la fe. Con su casco de la salvación y espada del Espíritu, se mantiene dispuesto de proclamar el evangelio a los jóvenes que están expuestos a los ataques de las potestades que dominan el mundo de tinieblas.

Seamos líderes preparados para la batalla. Listos para enfrentar al enemigo. Dispuestos a sacrificar todo por las siguientes generaciones.

(Foto por Martín Fisch)