Este artículo fue escrito por mi amigo Ricardo Pichardo, pastor de la Iglesia Bautista Vida Nueva en México, profesor del Seminario Teológico Bautista Mexicano, y Capacitador del equipo de Conducidos con Propósito para México y Latinoamérica.

“Discipulado, Transferencia de Vida.” Así lleva por título un libro sobre discipulado escrito por mi mentor, quien me enseñó lo que es el verdadero discipulado.

Por muchos años, el concepto de discipulado se ha confundido con el concepto de estudio bíblico. Se ha pensado que un grupo de discipulado equivale a un grupo de estudio bíblico. Este error ha traído como consecuencia que en muchas de nuestras iglesias tengamos gente con mucho conocimiento bíblico, pero poca experiencia de vida al lado de nuestro Señor Jesucristo.

Esto se puede notar fácilmente, pues cuando las pruebas o circunstancias difíciles de la vida llegan, conocen el texto bíblico de promesa, pero se derrumban con facilidad. Esto en el mejor de los casos, pero hay un extremo más crítico aún, pues se conoce bastante Biblia, pero no se sabe aplicar a la vida diaria.

En mi niñez participé en un grupo infantil de la iglesia llamado “Los Embajadores del Rey.” Este grupo hizo gran impacto a mi vida, de tal forma que hasta hoy en día trato de vivir mi vida acorde a un pacto que repetíamos cada domingo, y que pasó de ser una repetición dominical hasta convertirse en mi estilo de vida. Una parte versaba,“…prometo fidelidad a Jesucristo, pues mi deseo es vivir por él y servirle siempre…” Hoy, después de tantos años, mi vida es vivir para Jesucristo.

En esa época, sucedió que en nuestro grupo se estaban perdiendo algunas ofrendas. El consejero investigó y llegó a identificar quien era el autor de tales desapariciones. Era un muchachito, conocido por su habilidad para memorizar textos bíblicos. El consejero quiso confrontarlo, pero con amor para no lastimar su corazón; pero que aprendiera una lección.

Le preguntó, “¿conoces los diez mandamientos?” “Por supuesto, si quiere se los repito,” respondió el niño. Y comenzó desde, “no tendrás dioses ajenos delante de mí,” pasando por, “no robarás,” etcétera. El consejero se dio cuenta que el mandamiento lo conocía pero no lo vivía. Llegó ala conclusión que le faltaban 30 centímetros para que la Palabra hiciera un impacto en su vida. Si, son aproximadamente 30 centímetros la distancia de la cabeza al corazón. Esa distancia se libra con la vivencia.

Discipulado tiene que ver con vivir la Palabra en la vida cotidiana. Pastores, maestros de la Biblia, lideres de jóvenes debemos enseñar a aplicar la Palabra. Usted dirá, “esa parte le corresponde al Espíritu Santo” Y es cierto, pero el Espíritu Santo quiere usarle a usted.

Si leemos la gran comisión, el mandato que hay allí es “haced discípulos…” Más adelante encontramos la palabra “enseñándoles;” que, si repasamos nuestras clases de español, “haced,”es un imperativo, un mandato; enseñándoles es un gerundio, expresa una acción continuada, en progreso, incluso, parte del cómo se hacen los discípulos, enseñándoles. Pero, cuando vemos la forma en que Jesús enseñaba, nos damos cuenta que no los citaba en un salón de clases para hacerlo. Lo hacía andando por el camino, en la casa de alguien, a la orilla del río, etc.

Y sobre los temas que tocaba, eran los relacionados con situaciones específicas del momento. Si le preguntaban sobre el divorcio, los llevaba a la Palabra y la aplicaba a ese presente. Si el asunto era que sus discípulos cortaban trigo en el día de reposos, les mostraba que el Señor había creado el día de reposo por causa del hombre y no el hombre por causa del día de reposo.

Hagamos discípulos al estilo de Jesús, más en la vida cotidiana y menos en el salón de clase. Sí, enseñemos.Sí, prediquemos, pero vayamos allí donde están ellos para enseñarles a aplicarla Palabra a su vida diaria. Llevémoslos a nuestra casa para que aprendan de nuestra propia vida cómo se hacen las cosas.

Digámosles como el apóstol Pablo en 1 Corintios 11:1, “Imítenme a mí, así como yo soy imitador de Jesucristo.”Transfiramos nuestras vidas, eso es discipulado.