Muchas iglesias y ministerios sufren de una enfermedad que se llama “eventitis.” Esta enfermedad pasa cuando queremos llenar el calendario del ministerio con muchas actividades, y pasa frecuentemente en el verano.

En la primera iglesia en la que serví, los jóvenes estaban acostumbrados a ir a la playa cada semana en verano con el grupo de jóvenes. Cuando llegue a la iglesia me preguntaron si los iba a llevar cada miércoles a la playa como solía hacer el otro pastor de jóvenes. No entendí porque querían que los llevara a la playa. Pero fue un caso de “eventitis.” Estaban acostumbrados a llenar el calendario con eventos para mantenerlos activos.

No estoy en contra de las actividades o eventos. Solo quiero asegurarme que cada actividad cumple su propósito en mi ministerio, y quiero evitar el “eventitis.”

Ideas para Evitar el “Eventitis”

  • Comunicar tu filosofía con el liderazgo de la iglesia y con todos los que necesitan saber que es lo que quieres lograr como líder de jóvenes.
  • Tener en claro el propósito de cada evento – tienes que hacer esto al momento de programar el calendario anual. Si no, será muy difícil tener un propósito para cada evento que pones allí.
  • Comunicar el propósito con el pastor, los voluntarios y los padres – Quiero que todos sepan porque estamos haciendo lo que estamos haciendo. Mi filosofía guia lo que hago con los jóvenes.
  • No olvidar que los jóvenes tienen otras compromisos en sus vidas – Muchas veces pensamos que los jóvenes no están comprometidos con Dios porque no pueden ir a nuestras actividades. Pero cuando programamos tantas cosas tenemos que entender que también tienen otros compromisos. A veces las actividades que planeamos les quitan tiempo para hablar con sus padres o estar con sus familias.
  • Si una actividad se hace solamente por tradición, buscale un propósito o quitalo de tu programa.

El “eventitis” es algo que debemos evitar. Mientras madures en el ministerio y tu familia crezca (soy padre de 3 hijos), entenderás el daño que esa enfermedad le hace a tu propia familia y a las familias de los jóvenes de tu iglesia.

¿Has padecido de la enfermedad de “eventitis”? ¿Como te curaste de ella?