Los líderes juveniles tenemos mucho que hacer. Es importante que nosotros entendamos la cultura juvenil. Es importante que leamos los libros que nos van a ayudar a ministrar específicamente a la juventud. Es importante que estudiemos la psicología y que nos preparemos para poder responder a las necesidades de la juventud. Aquí en www.ministeriojuvenil.com, tratamos de ayudar a los líderes juveniles en estos aspectos de su ministerio. Pero hay otra cosa de mucha importancia que tenemos que hacer como líderes juveniles.

Debemos ser personas que pasan mucho tiempo con la Biblia. Es el fundamento de nuestros ministerios. Toda la psicología, antropología, y estudios sobre como ministrar no nos va a ayudar si no pasamos tiempo con la Palabra de Dios.

Si no estudiamos la Biblia; si no buscamos a Dios en Su Palabra; si no dejamos que El nos enseñe y nos cambie, nuestro ministerio no tendrá el poder que debe tener. La palabra de Dios tiene el poder para cambiar nuestras vidas. Su potencial es mucho mas grande de lo que nosotros pensamos. Va a cambiarnos a nosotros, y cambiara a los jóvenes, también.

A veces, los líderes juveniles caemos en la trampa de buscar el próximo formula mágico, recurso innovador, o consejo apropiado que va a hacer que los jóvenes se comprometan o que va a hacer crecer nuestros ministerios o conseguir el apoyo del pastor principal. Pasamos mucho tiempo en esta búsqueda cuando debemos pasar mas tiempo con la Biblia.

Recursos, consejos, y cursos, y conferencias son buenas. Pero si nuestros ministerios dependen de estas cosas y no de la Palabra de Dios, vamos a tener dificultades no solamente en nuestros ministerios, sino en nuestras vidas espirituales, también.

Saber Biblia no es algo que simplemente te pasa. Tienes que pasar tiempo con ella para que los principios y preceptos que Dios se conviertan en realidad en tu propia vida.

Para muchos es un reto sentarse a leer la Biblia. Es algo que nos cuesta trabajo. Pero es una de las únicas cosas de la vida que siempre te acerca a Dios. Pero recuerda que Dios quiere hacer algo en tu vida antes de que hace algo con tu vida. Dejale obrar en ti. Lee su Palabra. Busca su rostro. Entonces podrás ministrar mejor a los adolescentes y jóvenes que Dios te ha encargado.