Una de las frases que me da mucho miedo es la frase, “Hijo de pastor, lo peor.” Me da miedo porque como misionero y pastor de jóvenes entiendo que tan difícil puede ser atender a los jóvenes y a mi familia. No quiero que mis hijos sean “los peores.” De hecho, quiero que mis hijos crezcan como hombres de Dios y que mi matrimonio sea un ejemplo a seguir para los jóvenes de la iglesia y mis estudiantes del Seminario.

Me gusta mucho hablar con hijos de misioneros que ya son grandes, y les pregunto, “¿Que hicieron tus padres para que crecieras bien y amaras a Dios?” Las respuestas que me dan son muy interesantes, y algún dia voy a escribir algo acerca de lo que me dicen, pero hoy quiero darte algunos consejos para cuidar tu relación con tu familia.

Muchos van a decir, “¿Para que me sirve esto? No tengo hijos ni esposo.” Pero yo espero que algún dia tengas hijos y esposo/esposa. Al mismo tiempo, todos tenemos seres queridos en nuestras vidas, y si no tenemos cuidado, podemos caer en el error de no tener tiempo para esas personas porque siempre estamos pensando en el ministerio. Asi que, sigue leyendo. Estos consejos me han ayudado a cuidar mi relación con mis hijos y esposa.

Consejos para Cuidar tu Relación con Tu Familia:

  1. Agendar tiempo para estar con tu familia – Para cuidar tu relación con tu familia, tienes que cuidar el tiempo que pasas con ellos. Pon el tiempo que vas a pasar con ellos en tu calendario, y no lo cambies para nada. Tu familia merece tu tiempo. Es increible ver cuantas diferentes cosas pondremos en el calendario, pero se nos olvida apartar tiempo para nuestras familias. Busca el dia y hora cuando vas a pasar tiempo con tu familia y cuida ese tiempo. Es de mucho valor para tu familia y ministerio.
  2. Piensa en tu familia cuando estas planeando el calendario de actividades – Es muy fácil planear el calendario del ministerio sin pensar en tu familia. Por alguna razón u otra, pensamos que tenemos que llenar el calendario con actividades. Si no hay clases, siempre hay una actividad en la iglesia. Si estas casado, tu esposa deberia ver el calendario del ministerio y te aseguro que te ayudara a ver si hay demasiadas actividades.
  3. Aprender a decir “no” – Recuerda que el ministerio es de Dios. No es tuyo. Siempre es difícil decirle “no” a las oportunidades para ministrar, pero a veces es necesario. Si puedes aprender a decir “no”, tu familia vera que es importante para ti pasar tiempo con ellos.
  4. Establecer limites – Todos los que estamos involucrados en el ministerio con jóvenes sabemos que el ministerio no tiene horario. O sea, no hay ciertas horas cuando podemos ministrar y no. Pero, hay que establecer limites. Mis estudiantes (y los jóvenes de mi ministerio) siempre saben que son importantes para mi, y si tienen una emergencia, me pueden hablar o buscar. Pero también saben que si no es una emergencia y quieren hablar conmigo cuando estoy con mi familia, que les voy a sugerir otro momento para platicar.

El ministerio y la iglesia pertenecen a Dios. No son tuyos. El es el que va a edificar la iglesia. Es su responsabilidad. Nos ha encargado a ser los mejores esposos y padres que podemos ser, y estoy convencido que para hacer esto, tenemos que cuidar nuestras relaciones con la familia.